
Y aquí está el pastel de merengue anunciado. O una variación de este pastel. Los pasteles son de miel, como debe ser. Pero la crema no es crema agria con azúcar, sino queso crema con limón y leche condensada. El queso hace que la crema sea tan espesa que se puede intercalar entre las cortezas en una capa gruesa. Y debido al zumo de limón en la composición de la tarta tiene una acidez característica, aunque no es crema agria. El pastel está delicioso. Y al menos para variar, recomiendo encarecidamente probarlo 🙂
Receta: Preparar los bizcochos. Mezclar la nata agria y el bicarbonato y reservar. Mezclar la miel, el azúcar y la mantequilla y calentar al baño maría, removiendo hasta que el azúcar se haya disuelto. Añadir la nata agria y el bicarbonato y remover hasta que la mezcla deje de estar espumosa. Retirar del baño maría, añadir los huevos y la harina y amasar hasta obtener una masa del grosor de una masa quebrada. Dividir la masa en 2 porciones, poner en moldes y hornear en horno precalentado a 180 grados hasta que el partido esté seco, unos 25 minutos. Enfriar los pasteles, cortar cada uno en 2 más finos, recortar los bordes ásperos, guardar los restos. Hacer la crema. Mezclar la leche condensada con el zumo y la ralladura de limón. Añadir el queso crema y mezclar hasta obtener una crema homogénea. Poner en un baño de hielo, añadir la mantequilla blanda y batir con una batidora hasta que la crema esté lisa y homogénea. Preparar un sirope simple para el relleno: combinar el azúcar y el agua y calentar hasta que el azúcar se haya disuelto. Dejar enfriar. Montar la tarta. Mojar los bizcochos en el almíbar y untar la crema. Untar la parte superior y los lados de la tarta con la crema. Desmenuce los trozos de bizcocho y espolvoréelos por los lados y la parte superior de la tarta. Mételo en el frigorífico durante al menos 4 horas y sírvelo. ¡Disfruta de la hora del té!